El cactus aprendió a caminar, y la espina te sangra la mano.
La costra ya quedó seca. Y el zopilote que te lamía la herida se fue a buscar trabajo a una maquila cerca de Tijuana, porque ahí pagan bien, pero eso si, en la noche dicen que espantan.
domingo, 13 de enero de 2013
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